viernes, 10 de agosto de 2007

Memorias del corazón por Seidy Salas Viquez

Memorias del corazón
Era una noche fría, yo estornudaba montones, pero la gente en la casa de Julia inspiraba calor y cercanía. Todos y todas estábamos agrupados frente a la pantalla de la computadora de Luis, allí él nos mostraba las distintas versiones del corazón.
Allí estaban también Priscilla y Carlos Luis. Priscilla tiene 18 años, esta será la primera vez que vote. Carlos Luis tiene 15 y no dudo que se muere de ganas de poder votar por el NO. A ellos dos los llamamos, queríamos conocer su opinión de "publico joven" y recuerdo muy bien que el corazoncito no les gustó. Salados, ja, ja... dijimos adultocéntricos, pues ya estábamos enamorados del corazón, una idea que venía dando vueltas desde semanas antes y que empezamos a compartir en otra reunión, génesis de este grupo.
Luis traía también la idea de los muchos corazoncitos de colores, símbolos de la diversidad: el corazoncito saprisista, el cooperativista, el de las personas con discapacidad. "¿hasta el corazón libertario?" Preguntó alguien. "Sí, no creas, ellos también tiene corazón, aunque sea de piedra". Y así fuimos agregando corazoncitos, uno con un pez para los cristianos, otro de arcoiris para los gays y las lesbianas, otro con el planeta tierra para los ecologistas y muchos, muchos de todos colores, porque se puede ser cristiano, gay y ecologista al mismo tiempo!
Ese corazón que nació esa noche, era rojo y tenía una banderita como una carretera. Luis traía ya el diseño y empezamos a jugar con él entre todos y todas: que más gordito, que más flaquito, que en si lo dejábamos al vacío, que si lo pintábamos de blanco. Fueron precisamente esos colores los que no gustaron a Chale ni a Pris, les parecieron muy tradicionales.
Antes o después, eso no lo recuerdo, vino la discusión por el lema. ¿Debíamos decirle a la gente lo que tenía que hacer? Nos pusimos a pensar en esas personas indecisas, a esos jóvenes rebeldes, ¿debíamos ordenarles Vote No?. Entonces fue cuando surgió la idea de decir lo que nosotros sentíamos, desde el corazón y a invitar, respetuosamente a la gente a escuchar sus corazones. Que cada quien se pregunte, porque confiamos en la capacidad de la gente para encontrar sus propias respuestas.
Es cierto que no todo el mundo estuvo de acuerdo, la cuestión se discutió por varios días más. Pero ya teníamos clara la primera parte: Mi corazón dice No ¿y el tuyo? aunque discutíamos si el dibujo del corazón debía suplantar a la palabra (como hoy hacen los del sí) pero pensamos que eso nos dificultaba el manejo del símbolo en radio y que además... el corazón debía ser la letra "O", como en un principio había propuesto Julia. Estábamos claros entonces, el corazón era la "O" del No, y empezamos con la tipografía: " a ver, hácela más redondeada" " ¿Y si la vemos en color azul?"...
Esa noche nadie pensó en "marcas registradas" ni "propiedad intectual". Quisimos más bien que el corazón fuera de la gente, que cda quien pintara su corazón , de los tamaños y colores que quisiera... que el corazón salga a las calles, que la gente se lo apropie, que sea el corazón del pueblo...
Una vez que estuvo listo el archivo digital con el diseño del logo y el afichito de los muchos corazones, las diez o doce personas que estábamos allí acordamos enviar los diseños por correo electrónico a todos nuestros contactos, lo hicimos a la mañana siguiente y así fue como este corazón empezó a rodar.
Estas son mis memorias... ¿querría don Alfredo Volio contarme las suyas?
Seidy Salas Viquez
PeriodistaVoces Nuestras

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